
(..)"Mi novia,mi marfil,mi Estación,mi río,mi.."todo era suyo. Oyéndolo, me hizo contener el aliento esperando que la selva entera estallara en carcajadas hasta estremecer los cimientos de las estrellas. Decía que todo era suyo,sí, pero eso era lo de menos. Lo de más era saber a qué pertenecía él, cuántos poderes tenebrosos lo reclamaban y se lo disputaban. Ése sí era el pensamiento que daba escalofríos por el espinazo. No era posible, ni beneficioso imaginárselo. Pero ocupaba un trono entre los demonios de aquella tierra. Literalmente, quiero decir. No podéis entender esto. ¿Cómo ibais a poder?...Pisando suelo firme, rodeados de amables vecinos siempre dispuestos a felicitaros o crucificaros, yendo y viniendo felizmente entre el carnicero y el policía, bajo el terror sagrado del escándalo, la horca o el manicomio, ¿Cómo vais a imaginar en qué mundo ancestral puede meterse un hombre que no tiene los pies trabados?, un hombre que se ha internado allí a través de la soledad- una soledad completa, sin un solo policía- a través del silencio - un silencio completo, sin un solo vecino-. Estas cosas aparentemente pequeñas son las que hacen las grandes diferencias. Cuando fallan, uno se quedad solo con su fuerza innata, con su innata capacidad para la fidelidad. Por supuesto, hay gente tan idiota que no se equivoca nunca. Se puede tener el alma tan negra que ni se note que se está asaltado por poderes de las tinieblas. Estoy seguro que nunca ha existido un tonto que vendiera su alma al diablo: los tontos son demasiado tonto; o el diablo demasiado diablo, no sé. O se puede ser una criatura tan tormentosamente exaltada que se permanezca ciego y sordo a toda "belleza" que no sean señales celestiales. En este caso la Tierra es solo un sitio de paso ... y no pretendo saber si esto es buen o malo. Pero la mayoría de nosotros no somos ni tontos ni santos.(..)Y ahí es, como vereis, donde entra en juego la fuerza , la fe en la propia habilidad para excavar agujeros humildes donde enterrar la propia tarea: nuestro poder de devoción, no a uno mismo , sino a una empresa oscura y derregante. Y eso es bastante difícil.Mirad , no intento disculparlo o explicarlo siquiera;sólo intento representarme a Kurtz, entender la sombra de Kurtz. Ese fantasma iniciado que venía de no sé dónde me honró con sus confidencias hasta desaparecer para siempre.(..)
Yo he luchado contra la muerte.Es el esfuerzo menos interesante que os podáis imaginar. Ocurre en una atmósfera gris, sin suelo que pisar, sin nada alrededor, sin espectadores, sin vítores, sin gloria, incluso sin un gran deseo de victoria o un gran temor a la derrota, en un ambiente enfermizo de escepticismo tibio, sin fe en los propios derechos, y menos aún en los del enemigo. (..)
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